Dublín nos hace pensar en los gigantes de la literatura, en arquitectura georgiana y en cerveza Guinness en abundancia. Las noches reviven con recorridas de bares y música animada. Pero los días también están llenos de alegría, con su encantadora arquitectura, sus librerías escondidas y sus particulares museos, como el Chester Beatty. Abundan los espacios verdes, como el St. Stephens Green o los Jardines Iveagh. Y ningún viaje está completo sin un tour por una destilería local, donde puedes probar bebidas alcohólicas locales como Jameson o Teeling.